¿Te has preguntado si en algún momento la energía que usas en la vida cotidiana se podría acabar? La respuesta es que sí, en algún momento podríamos quedarnos sin energía ya que actualmente, la mayor parte de ella se genera mediante fuentes convencionales, como el petróleo, carbón y gas natural. El problema es que estas fuentes no son renovables, es decir, que no se vuelven a producir a una velocidad mayor a la que se les consume; y mucho menos son inagotables. La buena noticia es que esto se puede evitar y existe una solución, la transición energética.